sábado, 19 de mayo de 2012

COMIDAS. (I)

1.- Desayuno

El desayuno consistía en dos tazas de leche caliente y dos trozos de pan. Los domingos teníamos derecho también a dos cucharadas de mermelada. Y creo que el último año que estuve en Ontaneda, teníamos también cacao a diario para desayunar.
Pero esto era los días normales. Los días de primerísima (así se llamaban las fiestas legionarias)  había leche, pan, cacao, mermelada, Corn Flakes, una pieza de fruta y seguro que algo más de lo que me estoy olvidando, vamos, que desayunábamos a lo grande.

En definitiva, en un día normal, el desayuno era escaso, por eso nos permitían llevar “paquete” es decir, pequeñas cositas que nos habían enviado nuestros padres para completar nuestros escasos desayunos y cenas: latas de foie gras, mermelada, Cola Cao, botes de nocilla, latas de atún, chorizos… ese tipo de cosas.
Recuerdo que los curas en días normales también tenían tortillas y aguacate. No recuerdo si también tomaban café. Supongo que como los curas no recibían “paquete” de sus padres, eso sería su “paquete”.

2. Comida
Aquí ya no permitían que lleváramos “paquete” y menos mal, porque habríamos acabado reventados.

En 1983 comíamos 3 platos. El primero solía ser una sopa, el segundo un potaje y el tercero algo con patatas fritas. Al poco tiempo, el P. Carrillo nos dijo que todos preferíamos tomar postre en lugar de sopa y que los costes se compensaban de modo que comenzamos a tomar dos platos y un postre, como dios manda.
- El primer plato solía ser potaje salvo los jueves que tomábamos spaghetti.

- El segundo plato era algo con patatas fritas: callos, hígado, chipirones (mi favorito), filete de cerdo (los jueves), un pescado de sabor pastoso y barato (los viernes).

- Como postre solían darnos flan (los jueves), natillas, arroz con leche, manzana y naranja.

Sí, los jueves era el día favorito de muchos apostólicos: spaghetti, filete de cerdo con patatas fritas y flan.
Los sábados salíamos “de paseo”, expresión que significaba ir a subir unas montañas que estaban llenas de excrementos de vaca llamadas Arbolito, Calamuco, Verana, Cildá y Juncal.

Para comer llevábamos una bolsa con 2 minibocadillos y una manzana.  En un minibocadillo te ponían máximo 3 rodajas de fiambre, por ejemplo 2 de chorizo y una de salchichón. El otro minibocadillo era de tortilla de patatas. Hay que ser malo, después de haber hecho miles de tortillas de patatas le salían mal al cocinero de Ontaneda. Y no conozco a nadie que le salga mal la tortilla de patatas. De hecho la primera vez que hice una me salió excelente, como a todo el mundo, salvo al cocinero de Ontaneda, claro.
Ah, en Moncada los domingos había arroz amarillo (llamarlo paella sería un pecado, y estamos hablando de curas) y para beber nos ponían Konga. En Ontaneda no recuerdo si también existía esa costumbre, pero lo que sí recuerdo era que teníamos Casera para beber en la comida los domingos.

Sobre si los curas bebían vino: No lo he visto nunca.

3. Merienda

Las meriendas típicas de Ontaneda eran:

-        Piel de cerdo con un trozo de pan.

-        2 pastillas de sucedáneo de chocolate con pan.

-        Pan con mantequilla y azúcar.

Supongo que habría otras, pero sólo estas me vienen a la cabeza.

En Moncada las meriendas eran una pasada (el resto de comidas daban pena). Podíamos tener un trozo de sandía, un batido fresquito o bollería recién hecha (buenísima).
En Moncada, cuando era época, también comíamos mísperos, pero de una forma bastante patética. Nos hacían poner en fila en el campo de juego, a continuación el P. Cutanda o el P. Villalobos tocaban el silbato que era el símbolo de romper filas e ir corriendo a los árboles y ponernos a comer mísperos como locos, porque al  poco tiempo volvería a tocar el silbato y ya no se podían comer más mísperos. Ojo: he dicho comer, no coger. Sólo podías coger un míspero y comértelo, cuando te lo hubieras acabado podías coger otro y comértelo, etc… Es decir, no podías durante ese tiempo ir cogiendo mísperos para guardártelos para luego.

4. Cena
Aquí sí que se permitía comer “paquete”.

La cena era bastante escasa, la verdad. Se habían tomado en serio lo de cenar como un mendigo.

Por ejemplo, dos lonchas de paleta cocida con cortezas de cerdo. Otras veces, las lonchas eran de queso.

Otros días había sopa de pescado, imagino que con algún segundo que no logro recordar.

Algún día hubo huevo frito. Y digo bien, "huevo" porque sólo había uno y de tamaño pequeño. También habría algo más, pero no lo recuerdo.
En todo caso, siempre había leche y pan.

Los curas también tenían alguna cosilla adicional que hoy ya no recuerdo, pero supongo que como nosotros teníamos paquete (los que tenían, que yo no solía tener) y ellos no, querrían compensarlo de alguna manera.


De Moncada no hablo porque no lo recuerdo muy bien. Sólo dejar señalado que pasé mucha hambre y que el cocinero era pésimo (creo que era cubano). Era pésimo, excepto para hacer bollería, que la hacía buenísima. Es decir, en Moncada sólo había una cosa buena: las meriendas.

En síntesis: en general comíamos lo mismo. Cuando los curas tenían algo extra era porque a nosotros se nos permitía comer algo extra, siempre y cuando nos lo hubieran mandado nuestros padres, claro à el llamado “paquete”.
No obstante, en la continuación de esta entrada comentaré alguna excepción.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes:

    Sobre las cosas adicionales de los "Padres" sí puedo asegurar que existían. Las tenían en una mesita a mano derecha. Gran parte de estas cosas eran salsas picantes. Otras veces cosas que nuestros familiares también les hacían llegar... lo típico, para que prueben ellos también. Al final te quedabas sin degustar lo que te mandaban para compartir.

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  2. Ah! Sobre los días de primerísima solíamos tener un sobre de Nescafé y Campurrianas (dos por barba) lo recuerdo bien de mi época de despensero.

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