lunes, 6 de febrero de 2012

LOS CERDOS Y LA SANTA INQUISICIÓN

Esto sucedió en 1985 ó 1986, creo que fue el año anterior a que el P. Villalobos fuera destinado a Moncada.
Durante las comidas, salvo que fuera domingo o primerísima, no se nos permitía hablar. Teníamos que escuchar (aunque mi mente siempre estaba en otro lado) a un apostólico leyéndonos un libro. Yo recuerdo “La Imitación de Cristo” por Tomás de Kempis, aunque en las comidas también solían incluir algún libro de aventuras.
El caso es que alguien se puso a hablar y el P. Carrillo tocó el timbre para llamar nuestra atención y preguntar quién había sido. Nadie levantó la mano. Después de sermonearnos durante unos cuantos minutos, nos castigó a todos sin comer: en ese mismo momento se acababa la comida.
A esas alturas yo me acababa de servir el segundo plato (algo con patatas fritas à todos los días había patatas fritas, salvo los sábados que comíamos bocadillos, uno de los cuales era de tortilla de patata).
¿Os imagináis cuanta comida derrochada? Pero en Ontaneda no se tira nada. Las sobras iban a los cerdos (chones los llamaban o huéspedes).
Exactamente no recuerdo el motivo por el que me encontraba fregando los platos aquel día porque normalmente los fregaba un empleado de nombre Manolo.
Pero el caso es que allí estaba yo, y al ver tanta comida en los barreños que iban a ser comida para los cerdos se me ocurrió decir, “Jo, cómo se van a poner los chones”. En 10 minutos tenía allí al P. Villalobos. Había un apostólico que se había chivado, le había contado al P. Villalobos que yo había dicho que “los padres se ponen como chones”.
El apostólico en cuestión se llamaba José Agüero, de Ávila para más señales. Y no sé si es que me había entendido mal o es que lo había hecho a mala leche, pero el caso es que ahí tenía delante de mía al P. Villalobos (Jorge Villalobos) para martirizarme y lo digo en el sentido más estricto de la palabra.
Vino preguntándome qué había dicho de los padres. Yo le dije que de los padres no había dicho nada. Insistió durante unos minutos y yo, claro, no sabía a qué se refería. Finalmente me dijo que yo había dicho que “los padres se ponen como chones”. Le dije que yo no había dicho eso, sino que lo que había dicho era “Jo, cómo se van a poner los chones”.
Pues como si fuera la santa inquisición, me tuvo ahí hasta que confesara que lo había dicho, insistiendo e insistiendo. Y diciendo que Agüero no mentía (claro era uno de esos enchufados). Pues como no supe salir del lío porque siempre iban a creer a Agüero y viendo que al final me iban a castigar sí o sí, finalmente confesé que sí, que había dicho los de que los padres se ponían como cerdos aunque fuese falso.
Me castigó quedándome en silencio mucho tiempo (no recuerdo si fue un día o dos) y a fregar los platos durante esa semana las veces que lo hiciera Manolo.
Durante mi tiempo de silencio me llamó para decirme que la insinceridad era lo peor que podía hacer un legionario y que algo tan grave constituía motivo de expulsión, pero que esa decisión le correspondía tomarla  al P. Carrillo.
El P. Carrillo no se puso en contacto conmigo, no sé si el P. Villalobos me lo dijo para acojonarme o si el P. Carrillo no le dio más importancia al asunto.
Pues así se las gastaba el P. Jorge Villalobos, L.C.

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Es verdad, Jesús Agüero. Lo que va haciendo el tiempo a nuestra memoria.

      Supongo que te pasa lo mismo que a mí. Han pasado muchos años, pero recordamos muchas cosas de manera precisa. A mí ya se me van escapando algunos detalles como este. Gracias por recordármelo.

      Ah, y gracias por participar.

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  2. Jesús Agüero, de Dávila.Su celo como confidente me costo una semana incomunicado en Moncada pork durante el desalluno en un día de primerisima conté un chiste que aunque era una tontería de niños a el le pareció k no era legionario (a mi ni siquiera me dejaron defenderme o explicarme. Así era siempre, sobre todo si estaba por medio el P. Cutánda) De todas formas no le guardo rencor, pork esa era la formas de actuar k nos inculcaban. (Todos vigilaban a todos. Puro nacismo)

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