martes, 26 de junio de 2012

Amigos

Un lector me pidió hace ya un tiempo que escribiera un post sobre los amigos que se hacían en Ontaneda.

Yo voy a contar mi experiencia personal, aunque algo me dice que esa experiencia es común a todos.

1.- Amigos
Se hacen unos amigos excelentes, a fin de cuentas nos pasábamos todo el día juntos (la famosa y pesada vida en comunidad)

En otra ocasión ya hablé de las parejitas: básicamente, los curas te insistían en que no hablaras siempre con la misma gente. Y aunque esta no era una norma con la que se pusieran extraordinariamente pesados (una excepción, os lo aseguro), cuando te veían hablando con tus amigos, te indicaban que no hicieras parejitas y nos hacían dispersarnos. Pero ya os digo que esto básicamente lo hacían cuando les daba la venada a los curas, normalmente te dejaban en paz.
Por cierto, lo de las parejitas, a pesar de su nombre, no significa sólo 2 personas. Podía haber “parejitas” de más. Básicamente hacía referencia a 2 ó más amigos que solían charlar juntos.

Por otra parte, cuando los curas hacían grupos de cualquier tipo: de actividades, de paseo (esto era sólo en Moncada), ternas para rezar el rosario… en fin, de lo que fuera, siempre intentaban que no coincidieran varios amigos.
Pues, como os decía, se hacen buenos amigos. Conrad me preguntaba si como en la mili. Yo creo que es una buena comparación. ¿Por qué? Pues porque en la mili se debía sufrir lo suyo: el sargento chusquero que no te deja en paz (¿prefecto de disciplina?), las novatadas de tus compañeros, la dura disciplina, todo eso tiene mucho en común con lo que pasaba con los legionarios.

¿Por qué?

-        Porque estábamos muy lejos de nuestros familiares y amigos y al encontrarnos en un ambiente hostil (curas-toca-pelotas por doquier y disciplina peor que la militar, etc.) necesitábamos a alguien que nos diera un poco de afecto.

-        También dicen por ahí que las desgracias unen y para mí no hubo mayor desgracia que pasar tantos años en esos centros.  

¿Desgracias? Sí, todo, desde que nos levantábamos a las 6.30 de la mañana con 11 años (que manda huevos) hasta que nos acostábamos eran desgracias: todo el santo día rezando, todo el santo día en silencio, nunca podías hablar con tus amigos porque era voluntad de dios (del prefecto correspondiente) que jugaras al fútbol, disciplina absurda, castigos, curas toca pelotas, estudiar latín y griego… ¿sigo? 

También dicen que cuanto más dura fue la mili, mejores amigos y ponen como ejemplo a los que hicieron la mili en Ceuta o Melilla. Bueno, pues si quieren ver una mili dura, que vayan a Ontaneda con el P. Villalobos.

2.- Qué pasa cuando te vas de la legión
Después de tener la conversación sobre mi “no vuelta” a Moncada después del verano, no se me permitió volver a hablar con mis compañeros, me dijeron que tenía que abandonar el centro en ese instante porque el tren salía en, no sé, una hora o una hora y media, quizá 2 y tenía que sacarme el billete y coger ese tren como fuera.

Y está claro que teléfonos u otras vías de contacto no íbamos a habernos intercambiado entre nosotros porque se suponía que nos volveríamos a ver a la vuelta en Moncada.
¿Les llamé alguna vez al centro? No.
Si eran tan amigos tuyos, ¿Por qué no?

-        Cuando alguien llama a un seminarista, el telefonista primero avisaba al rector. Si al rector le parecía bien, el telefonista te llevaba el teléfono inalámbrico al apostólico o precandidato para que contestara. Teniendo en cuenta lo que ocurrió después de mi conversación con el P. Salvador, estaba más que claro que ese permiso sería denegado y que el seminarista en cuestión nunca habría sabido que yo le había llamado. 

-        ¿Cartas? Claro que no. Los curas nos daban las cartas de nuestros padres abiertas, lo cual es una clara vuelneración de nuestros derechos constitucionales, pero ya sabemos que eso a los curas les daba igual.

Conclusión: no podía volver a comunicarme con ellos ni en el seminario (porque me lo impedirían los curas), ni en el domicilio/teléfono de sus padres (porque lo desconocía).

3.- Después de marcharos ¿Se ponían en contacto los curas con vosotros para algo?
Eso es lo mejor de todo: no, nunca y para nada.

Uno podía pensar que después de tantos años en que los curas eran toda tu vida (curas por aquí, curas por allá todo el santo día), que al menos se podían poner en contacto para ver qué tal nos iba, o para darnos noticias de nuestros amigos. Bueno, esta sería una visión muy humana.
Pero, como digo, a los curas les daba igual la gente, ellos iban a lo suyo. Y por cierto, no sabéis cómo me alegro de que no se hayan puesto en contacto conmigo para nada. Yo incluso soñaba que se ponían en contacto conmigo para pedirme donativos por las vocaciones. Anda que ya les iba yo a dar, jajajá.
4.- Entonces, ¿no mantuviste el contacto con ninguno de tus amigos de Ontaneda?

Bueno, mantuve el contacto con uno, pero por un breve período de tiempo.
Veréis, se trataba de un chico que había dejado la legión aproximadamente 2 semanas antes que yo y habíamos sido bastante amigos dentro de la legión.

Éramos de la misma provincia y recuerdo que al presentarnos y descubrir de dónde éramos nos dijimos más o menos por dónde vivíamos –esas curiosidades que les vienen a los que viven cerca. Varios años después utilizó esa información para buscarme cuando se suponía que debía estar en mi casa disfrutando de las 2 semanas de vacaciones que te daban los curas.
Utilizó la guía de teléfonos, preguntó a vecinos, y yo qué sé qué más y al final dio conmigo. Y cual fue su sorpresa cuando le dije que yo tampoco estaba ya en la legión.

Quedamos unas cuantas veces ese verano para ir a los conciertos  y verbenas de las fiestas locales, iniciarnos en las litronas de cerveza… Vamos, ese tipo de cosas.
A los pocos meses supe que iba a venir a mi ciudad a estudiar BUP. En el instituto cada uno hizo sus amigos, pero aún así quedamos unas cuantas ocasiones.

Sin embargo, pese a que en Ontaneda y Moncada éramos buenos amigos, fuera de allí, cada uno tenía una forma distinta de pensar, unas aspiraciones distintas… y poco a poco la cosa se fue enfriando hasta que nos dejamos de llamar.
Y esta fue toda la historia.

5.- ¿Te habría gustado seguir en contacto con algún amigo de Ontaneda?

Definitivamente sí, pero después de tanto tiempo, quién sabe dónde estará cada uno…


miércoles, 20 de junio de 2012

Comentarios a mi post "PREGUNTAS"

En esta ocasión voy a desviarme del tema Ontaneda, Legión, etc. Para contaros la conversación que he mantenido esta misma tarde con un compañero de trabajo y un amigo suyo (los nombres los cambio para que nadie se ofenda).

Esta tarde he quedado a comer con Juanjo, un compañero de trabajo. Le había dicho que quería poner tarima flotante en un par de habitaciones de la casa de mi madre y como él ya la había puesto en la suya, se ha ofrecido a contarme todo lo relacionado con el asunto: dónde la compró, precios, cuanto se tarda en colocar…
Total que cuando me encuentro con él a la salida del trabajo estaba hablando con Sixto, un chico de unos 45 años al que me había presentado a finales de febrero. Y Juanjo me dice que Sixto también se apunta a la comida. Y yo le digo que por mí fenomenal, 3 mejor que 2.

Y por unanimidad fuimos a un italiano a comer pizza. Comenzamos hablando de tonterías y de repente Sixto me dice que lee mi blog y se pone a responderme las preguntas que yo tenía en el post “Preguntas”. ¿Por qué no lo hace mediante comentarios en el blog? Porque dice que no le gusta ser protagonista (???).
Este es el link de mi post:


Ahí va una especie de resumen de sus respuestas a mis "Preguntas"

1.- Pedir A TRAVÉS de alguien

Me dice que Dios sí que nos escucha si se lo pedimos directamente, pero que cuando pedimos las cosas A TRAVÉS de alguien es por respeto.
Y me puso el ejemplo de que cuando era pequeño, su padre era quien tenía la última decisión sobre muchos asuntos: si iba de campamentos, si podía quedarse a dormir en casa de su amigo…

Y que claro que eso se lo podía pedir a su padre, pero siempre se lo pedía a su madre para que ella hablara con su padre. ¿Por qué? --Pregunté yo. Y me dijo que su madre se lo sabía transmitir mejor a su padre porque su madre le comprendía mejor.
Pasa lo mismo con los santos. Algunos santos conocen mejor nuestros pesares porque ellos también los han sufrido, o al menos han tenido un problema similar, por eso pedimos su intercesión, porque como nos conocen mejor, sabrán pedir mejor a Cristo lo que necesitamos.

Pero este paralelismo es un poco raro porque si Dios es Dios, lo sabe todo y no necesita que nadie le clarifique tu mensaje.
2.- Por qué debemos rezar a Jesucristo y no a Dios Padre

Su respuesta fue un tanto confusa:
En el evangelio de San Juan dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Y después dice: “Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”

Eso quiere decir (según Sixto) que Jesucristo estaba en la creación, y muchos años después se encarnó y vino al mundo.
Pues bien, aquí viene su argumento: Jesucristo ha existo siempre (en el principio ya era el verbo, y la creación fue hecha para él), pero gobernaba Yahweh.

Después llegó un momento en que Jesucristo se encarnó y llegó el momento de pasar el gobierno al hijo. De modo que cuando Jesucristo resucita, es el hijo el que pasa a gobernar el universo (aquí repito lo de “y la creación fue hecha para él.”)
Por eso le tenemos que rezar a él. También a la Virgen como su intercesora ya que al ser su madre está muy cerca de él (y como madre nuestra que es, también de nosotros).

Y finalmente, también podemos rezarle al Espíritu Santo porque es el consolador que decía Jesucristo que nos iba a enviar.
Y ahora digo yo ¿Y Yahweh qué hacía durante todo este tiempo? Si ya no gobierna el universo desde hace 2.000 años, debe de tener mucho tiempo libre ¿no? ¿Qué hace? ¿Ver la televisión?

No sé, esto me suena mal.
3.- Cómo sé quién ha hecho el milagro

Fácil, me dijo: como milagros sólo los puede hacer Dios y como Jesucristo es el que gobierna el universo desde hace 2.000 años, ha tenido que ser Jesucristo.
Por tanto, se lo pidas a San Roque o a San Damián, siempre es Cristo el que hace los milagros.

4.- Vale, entonces en las causas estas de los Santos ¿Cómo sabemos si ha sido el papa el que ha intercedido y no otros como San Roque o a San Damián?
Su argumento: porque Dios es sabio.

Nosotros con nuestras oraciones no podemos obligar a Dios a que nos conceda nada. No le podemos decir: o haces que me den el trabajo o me hago ateo, o haces que salga con Juanita o no voy a misa los domingos.
Pero también Jesús le dijo a San Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.

Y clarificó que en base a eso el papa es infalible, pero sólo cuando habla ex cátedra. Y añadió ¿Y qué es más importante que declarar a una persona santa?
Aquí, el papa lo estará atando en la tierra para que quede atado en el cielo y que como Cristo sabe eso (él fue quien le dio ese poder) entonces Jesucristo envía el mensaje haciendo el milagro.

Por tanto, cuando la Iglesia espera un milagro mediante la intersección de un santo, es Jesucristo el que sabe eso y el que lo hace para enviar la señal a la Iglesia de la Santidad de esa persona.
¿Y no pudo interceder Santa Rita…? Sí, pudo ser que haya intercedido Santa Rita y muchos más santos, pero si la Iglesia espera un milagro mediante la intersección de una persona en concreto, Jesucristo que es sabio, sólo obrará ese milagro para enviar la señal de que esa persona es santa, cuando esa persona haya intercedido ante él, aunque además de esa persona hayan intercedido más santos.

5.- ¿Quién fue antes Jesucristo o el Espíritu Santo?
Esto es aún más confuso porque Jesucristo existió desde “el principio” y Sixto define al Espíritu Santo como el AMOR entre el padre y el hijo por tanto, cuando existía el hijo existía el espíritu santo porque existía ese amor.

Por eso el Espíritu Santo “procede del padre y del hijo” porque es el amor entre el padre y el hijo.
Entonces ¿Por qué dice el credo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre? Pues porque Jesucristo ya existía, lo que hizo por obra del Espíritu Santo fue encarnarse. Es decir, Cristo existía desde el principio de los tiempos (Y el espíritu Santo también), pero Cristo se encarnó, se hizo carne gracias a la obra del espíritu santo, es decir, gracias al amor entre el padre y el hijo.

Confuso ¿eh?
Pues este es más o menos el resumen de sus argumentos. Es un chico que ha estado en seminarios toda su vida y que los curas le enviaron a casa porque no valía para estudiar. Sin embargo, le apasionan los temas religiosos como podéis percibir por sus comentarios.

Claro que al ser tan tan tan “religioso”, luego se le toma el pelo. Juanjo se metió con él metiéndole en una encrucijada y yo le ayudé un poco a Juanjo. Se lo tenía merecido porque se pasó toda la comida hablando de líos religiosos. No creo que venga a cuento y de todas formas parece un chiste, pero si alguien lo pide, lo pongo.

martes, 19 de junio de 2012

LIBERTAD

1.- La fastidiosa vida en comunidad

En el seminario todo se hacía en comunidad. Desde que te levantabas hasta que te acostabas todo se hacía en comunidad –y cuando te acostabas, también porque, os recuerdo que dormíamos en barracones.
TODO: levantarse, asearse, rezar, comer, jugar, estudiar, dormir… TODO. Le reto a alguien a que me diga una actividad que no hiciéramos en comunidad. Realmente sería muy difícil de encontrar.

Todo esto resulta bastante cansino, por no decir otra cosa.
La siguiente pregunta sería: Pero habría cosas que no haríais en comunidad ¿no? ¿Qué pasa si uno tiene que ir al médico? O ¿Qué pasa si te acaba la pasta de dientes o el betún? ¿También íbais todos a comprar juntos? O ¿Qué pasa si te has dejado algo en las maletas del dormitorio y lo necesitas ahora?

Bueno, pues vamos por partes:

-        Médico

Si tenías que ir al médico obviamente no iba a ir contigo la comunidad, sin embargo, tenías que ir acompañado de  un apostólico elegido por los curas. Y si tenías que ir a Valdecillas (Santander), el viaje tanto de ida como de vuelta se lo pagabas tú a tu acompañante. No veais qué gracia.

       -        Pasta de dientes, betún, bolígrafos…

No hacía falta que toda la comunidad fuera a comprarlas fuera del seminario. Los propios curas nos vendían esas cosas. Y claro, eso se hacía en comunidad. Hacíamos una fila y … a comprar.

-        Coger algo que te has dejado en el dormitorio

Evidentemente, aquí podías pedir permiso y te lo podían dar (o no). En mi caso, se me había descosido la camiseta de deportes y necesitaba hilo y aguja, pero yo los había guardado en el dormitorio. Claro, como no íbamos al dormitorio hasta por la noche, pedí permiso para subir 3 minutos al dormitorio. Pues permiso denegado. Me dijeron que cuando subiera por la noche lo cogiera y lo bajara al día siguiente.

-        ¿Y si los curas te mandan a hacer un recado al pueblo?

Pues en ese caso, tranquilo, que el encargo es para 2: para ti y para otro apostólico. En todo el tiempo que estuve en Ontaneda sólo me mandaron una vez al pueblo y fue a la panaderñía a comprar sal para añadir a la cal que iban a utilizar para pintar la piscina.
En fin, las situaciones son innumerables, y todas con algo en común: nunca te dejaban sólo, no fuera a ser que cayeras en la tentación.

2.- Fuera de la Legión
Al salir de la Legión me matriculé en un instituto de bachillerato que estaba a las afueras de la ciudad (por cierto que eso fue gracias (?) a la Legión, aunque sobre eso quizá haga otro post.)

Dado que el centro estaba lejos no sólo de mi casa sino de las casas de todo el mundo, el colegio puso un autobús para que acercara a los alumnos al colegio y a la salida los acercara a sus casas.
Pues en esas estaba yo metido otra vez, en una disciplina autoimpuesta, como cordero que va al matadero. De casa al cole y del cole a casa, con los horarios, los ritmos y todo lo demás establecido por alguien que no era yo. Creo que estaba tan acostumbrado a hacer lo que se esperaba de mí que ni lo pensé.

Un día, después de clase me quedé para hacerle una pregunta al profesor. Pensé que su respuesta sería rápida, pero me puso ejemplos en la pizarra, la explicación se alargó y perdí el autobús.
Así que pensé (un automatismo legionario) que tenía que ir corriendo a casa para llegar a la hora a la que se suponía que debía llegar a casa. Pero me cansé más pronto de lo que esperaba y el hueso de debajo de la rodilla me comenzó a doler (¿la espinilla?) así que me senté en un banco a descansar.

Y estaba yo ahí sentado cuando lo sentí por primera vez en mucho tiempo. Era el sentimiento de libertad.
Me había cansado y me había sentado en un banco. Al poco tiempo ya sentía que algo iba mal, mi mente esperaba a un cura que me echara la bronca por no estar haciendo lo que tenía que hacer. Pero tal cura no aparecía. Comencé a sentirlo.

Volví  a caminar en dirección a mi casa y me encontré con el seminario menor de mi ciudad. Nunca antes lo había visto y se me ocurrió echar un vistazo a su alrededor. Eso era lo que yo quería hacer, pero al mismo tiempo había algo en mi interior que me decía que no podía estar ahí perdiendo el tiempo, que tenía que estar ya en casa. Pero mi curiosidad pudo más. Y yo sentía la libertad.
Llegué a casa con casi una hora de retraso. Mi madre sólo me dijo que se me había enfriado la comida porque pensó que me habría quedado hablando con alguien de clase. Nada de broncas, nada de explicaciones tontas, nada de permisos estúpidos. En aquel momento sentí la libertad, sentí que era libre, sentí que por fin, no controlaban mi vida hasta el más pequeño detalle, sentí no iba a haber nadie para tocarme las narices en las situaciones más pequeñas que me podía imaginar. Me sentí dueño de mí mismo.

Estas reflexiones quizá le parezcan una gran chorrada a mucha gente. Pero para mí fue mucho, creedme si os digo que para mí fue un momento clave. Preguntadle a un preso qué sentiría si le dejaran dar un paseo fuera de la prisión, sin guardias, sin preocupaciones… y sí, yo venía de una prisión, venía de un colegio interno de la Legión donde la la disciplina era muy dura y la vigilancia constante. Y por si eso fuera poco sólo disfrutábamos de 3 días de vacaciones en navidad y de 2 semanas en verano. ¿Cárcel? Es lo más parecido que se me ocurre.
Y es que es muy distinto saber intelectualmente que eres libre, que no iba a haber ningún cura detrás de ti para tocarte las narices, y sentirlo e interiorizarlo por primera vez, cuando realmente te das cuenta de que eres libre. Y que toda esa basura que te han metido durante años no es más que basura.

jueves, 14 de junio de 2012

LOS OTROS… CURAS

¿Y quiénes son esos otros curas?

Me estoy refiriendo a otros curas que no eran nuestros prefectos de disciplina o de menores, mayores; rector etc. Es decir, curas que no estaban todo el día dándonos órdenes, castigándonos o tocándonos las narices. Lástima que no tenga fotos. Si alguien tiene alguna, le agradecería que me las pasase o que me pasase el link a las correspondientes fotos.
¿Y quién había por ahí?

Comencemos por los sacerdotes. Durante mi época, sin perjuicio de que ocasionalmente hubiera alguno más, con carácter permanente había 3 sacerdotes en Ontaneda: el P. Carrillo (el rector), el P. Arturo (el gerente) y el P. Navarro (quién sabe lo que era). El resto de curas, aún no habían sido ordenados.
1.- P. Jesús Navarro Casillas, L.C.

Era el típico que daba la misa y que confesaba. Aparte de eso daba clases de inglés (había estado en Irlanda) y se encargaba de cosas más tecnológicas (la cámara de vídeo, los ordenadores…-> fue mi primer profe de inglés y de informática ) También era el que hacía las chapuzas cuando se rompía algo.  Ah, y venía mucho la tele.
En general caía bien a la gente, aunque era un poco chulito. A mí me caía razonablemente bien, aunque creo que es porque no me castigó nunca y como profesor de inglés diría que no era malo (aunque tampoco bueno, luego vino el P. Stephen Gormley sólo durante un año y ese sí que era bueno).



2.- P. Arturo Uribe, L.C.
También era el típico que daba misas y confesaba, pero creo que daba menos misas que el P. Navarro. El que menos misas daba era el P. Carrillo.

El P. Arturo era el gerente y el encargado de los jardines.
Creo que el cometido del P. Arturo era llevar las cuentas de Ontaneda y hacer las compras. Era el que viajaba a Santander a hacer las compras, incluso una vez me pidió que le acompañara.

Por su carácter yo diría que era muy reservado (quizá tímido). Pero sin duda alguna os aseguro que si había algún hombre piadoso ese era el P. Arturo. Y estoy seguro también de que llevaría las cuentas al céntimo. Uno de estos necesitamos hoy para el gobierno de Rajoy!
¿Se enfadaba? Bueno, en general era muy afable, vamos, un cura majo aunque como digo, también muy reservado. A mí me echó la bronca en 2 ocasiones:

-        La primera fue una vez que llamé a su puerta (en el cuarto que tenía justo al lado del rector, en la planta de las aulas) y como no escuché nada, pensé que tenía que abrir la puerta (En mi vida fuera de la legión eso era lo que me habían dicho que hiciera à primero llamas para no asustar al que está dentro si entras de forma inesperada, y si después de unos segundos no te dicen que esperes un momento, tú entras). Cuando abrí, el P. Arturo estaba utilizando una bicicleta estática y se enfadó mucho, me regañó y me echó de allí.

-        La segunda vez fue porque me encargó pasar el cortacésped por los jardines. Me enseñó que antes de pasar el cortacésped, había que mirar bien por todo el jardín en busca de huesos que habían llevado allí los perros, ya que si pasaba el cortacésped y había huesos, los huesos podrían dañar las hélices (o como se llamen) del cortacésped. Pues en aquella ocasión hice lo que me mandó el P. Arturo, pero sin duda había un hueso que yo no había visto y se me paró el cortacésped. Al final no le pasó nada al cortacésped, sólo hubo que volver a encenderlo, pero, vaya bronca.
Se me olvidaba, si matabas a una rata te daba una casera (es un refresco barato).

Era un cura bueno, pero como era tan reservado se hacía difícil conectar con él. Nunca me castigó y las 2 veces que me echó la bronca, creo que fueron merecidas.

 

3.- P. Raúl López Orozco, L.C.

De este sí que tengo buenos recuerdos. Ojalá todos los curas hubieran sido como él.
Era el jefe de estudios. No sé realmente lo que eso significaba, pero era un tipo genial, muy majo. La gente le definía como muy “entusiasta” y muy alegre. Vamos, que daba gusto estar con él.

Nos acompañaba en los paseos de los sábados y a veces nos daba la meditación.
Recuerdo que en los paseos lleva formas sin consagrar y las iba repartiendo a los que sabían las respuestas a sus preguntas. Preguntaba de todo, desde los libros de la biblia (aún me los sé de memoria y hace más de 20 años que no los repaso) pasando por cosas de latín o griego, hasta cosas de la Legión (del tipo: ¿En qué fecha nuestro padre fue ordenado sacerdote?). De cierto modo despertaba tu gusto por el estudio, aunque sólo fuera por caerle bien, o porque te tocaran las formas, por lo que sea.

Mientras estaba yo en el seminario, fue a visitar a sus padres a México. Cuando volvió, vino con unos chuches mexicanos hechos con chile y sal (un poco raro, hay que admitirlo, pero estaban buenos). Y en los paseos daba parte de esos chuches igual que las formas, a quienes supieran las respuestas a sus preguntas.
Y sus meditaciones eran de lo más entretenidas porque siempre le gustaba contar historietas para que las ideas se nos fijaran mejor. Es decir, además de majo, alegre y entusiasta, era ameno.

Según tengo entendido, hoy día es el rector de Ontaneda. Espero que no haya cambiado su forma de ser. Si es así, los apostólicos cuentan con un rector excelente.
¿Castigos? Creo que no.

Una foto actual. No se parece en nada al P. Raúl que yo recuerdo.



4. P. Alfonso Aguilar, L.C.
Era un chico de León. Era el jefe de estudios que sustituyó al P. Raúl. Imagino que el P. Raúl se fue a algún sitio para nos trajeran a un sustituto, pero no lo recuerdo.

Tuve muy poco contacto con el P. Alfonso. Recuerdo que el P. Carrillo, en una ocasión le echó la bronca delante de nosotros. No recuerdo por qué, seguro que fue por una chorrada.
Nunca me echó la bronca.
No me caía mal porque no había motivos, pero tampoco tenía muchas cosas en su favor; simplemente, era un cura que no me tocaba las narices.

Hoy día es catedrático creo que de filosofía.

DE PERROS

Parece que esta entrada no viene muy a cuento, pero en otro post comenté que me mordió un pastor alemán llamado Atila y un amigo que lo leyó me preguntó que si tanto me había afectado la mordida que todavía recordaba el nombre del perro. Bueno, recuerdo algo más.

Cuando llegué a Ontaneda había 4 perros: 3 pastores alemanes (Atila viejo, Atila y Dina) y un perro ratonero (Diana).
No sé cuánto tiempo pasó hasta que el P. Carrillo se inventó la norma de que estaba prohibido tocar a los perros y te castigaban si lo hacías. Por tanto, sólo podían tocar a los perros el perrero que era el apostólico encargado de bañar y dar de comer a los perros; y los curas, sobre todo el P. Villalobos al que le gustaban mucho los perros.

No recuerdo a otro perrero que no fuera Isaac Aira, un chico de Asturias. Sin duda hubo otros, pero no por tanto tiempo y sobre todo, no tan “importantes”.
Los perros estaban siempre en medio en la planta baja, también te los encontrabas cuando ibas al patio de recreo (pero ojo, no se podían tocar). También iban con nosotros a los paseos (es decir, a subir montañas cercanas).

Los perros tenían muy claro hasta dónde podían llegar: hasta el primer tramo de escaleras, lugar al que también se podía acceder desde la zona donde estaba la gruta de la virgen (ver foto). Ahí en ese primer tramo Atila y Dina se recostaban cada uno en una esquina. Pero no podían subir más arriba.



Vamos uno por uno:

a) De “Atila viejo” ni me acuerdo ni me quiero acordar.

b)  Dina”, era el típico perro aburrido, no hacía nada: comer, dormir…
Ni jugaba con los apostólicos ni nada, vamos, un rollo. Un buen día se comió a un cachorro de Diana y se la llevaron a Salamanca.
Creo que cuando se la llevaron, trajeron a cambio a “Gori” del que después os cuento, aunque no estoy seguro. En cualquier caso, si fue así, fue un cambio excelente.

c) De “Atila” ya os he hablado, era el que me mordió en el gemelo y creo que debido a que mordía mucho, lo tuvieron que vender (al menos creo que fue ese el motivo).
Era el típico perro que les gustaba tener a los legionarios salvo por las mordidas a los apostólicos, claro. Es decir, era muy fiel a su amo y podía defender bien el “fuerte”.

Era el favorito del P. Villalobos, cómo disfrutaba de la compañía de este perro y qué fiel que le era, increíble.
Pues como he dicho, lo tuvieron que vender y después de un buen tiempo regresó. Estaba más delgado y con marcas en el cuerpo, le habrían cado cadenazos. No duró mucho en Ontaneda, creo que lo devolvieron enseguida.

d)Diana”, el perro ratonero, no mordía y era bastante majo. Solía dormir en un cuarto que hay en la planta baja justo debajo de las escaleras donde se guardaban los interminables sacos de patatas (patatas que comíamos a diario).
Era un perro que unas veces se juntaba con los demás perros y otras iba a su bola.

Como era pequeño se metía en cualquier sitio. Por ejemplo, teníamos una hora diaria de “actividades” (eso en español significaba “fregar”). Pues cuando me tocaba fregar el comedor, la cocina… Diana era bienvenida.
No era como los pastores alemanes que mostraban mucho su alegría cuando veían a su dueño, era de otro estilo, pero te hacía compañía.

e) También hubo un perro llamado “Cran” o “Crans” que en la época del P. Morelos debió haber mordido mucho y que por eso lo vendieron o regalaron o lo que fuera.  Era un pastor alemán mezclado.
Pues durante mi estancia en Ontaneda regresó, no sé lo que tuvo que andar, pero mucho.

Al parecer, a su vuelta se había amansado mucho, ya era viejo y no mordía a nadie. No recuerdo qué pasó con él.
f) Después trajeron a un cachorro de pastor alemán “Gori”. Al contrario que sus antecesores, que no se acercaban al agua ni por casualidad, este perro jugaba con los apostólicos  en la piscina, le encantaba el agua y jugaba a coger a los apostólicos y simulaba las mordidas, es decir, marcaba con la boca para jugar (pero nunca mordía).

Era el perro que todos queríamos tener. Nos lo pasábamos en grande con él. Lástima que no lo pudiéramos tocar.
Es posible, aunque no lo puedo asegurar porque no lo recuerdo, que gracias a Gori nos prohibieran tocar a los perros.

Os explico: un sábado después del paseo semanal el P. Carrillo nos comentó que unos chicos se habían colado en la apostólica y se habían estado bañando en la piscina mientras todos estábamos de paseo y que el perro en lugar de ahuyentarlos, se había puesto a jugar con ellos.  Y que eso se debía a que Gori se había convertido en un “perro lanas”. Creo que este fue el momento de la prohibición de tocar a los perro.
g) Y el último "Rus", un perro negro de la raza schnauzer. Qué majo. Lo teníamos desde que era muy muy pequeñito. Estaba en un cuarto cerca de la capilla con una estufita porque necesitaba el calor. Cómo perseguía a los apostólicos desde pequeñito, qué majo. Era muy revoltoso.

Era un perrito como este (el de la foto es otro, la he puesto para que os hagáis una idea de cómo era el perro).


Ontaneda

Aquí os dejo un vídeo del seminario de Ontaneda.

Está igual que hace más de 20 años con unos pequeños cambios: la gruta de la virgen es distinta, hay unas escaleras exteriores que no recuerdo y han quitado el sintasol del suelo de madera.

En mis tiempos tanto las escaleras  como los pasillos tenían sintasol y la única madera que veíamos era la que se encontraba a los bordes, unos bordes generosos, eso sí.
Además, tienen una sala de ordenadores (con oordenadores bastante viejos). En mis tiempos teníamos MSX de cinta en un aula.
Además hay una especie de cuadro que antes no estaba.
Y han transformado las antiguas canchas de basket en una sola.
Por lo demás, parece que todo continúa igual.
El vídeo lo podéis encontrar en esta dirección:


Y aquí os dejo una foto con la nueva cancha de basket.

viernes, 8 de junio de 2012

Las Comidas (II)

1.- Vajillas distintas

En un principio los curas utilizaban la misma vajilla que los apostólicos, (esos platos antiguos traslúcidos asquerosos que todos recordamos). Pero llegó un momento (no sé a partir de qué fecha) que en Ontaneda los padres comenzaron a utilizar vajilla marrón y … lo peor de todo es que también utilizaban una máquina lavaplatos distinta.
Por tanto, a partir de cierto momento, en Ontaneda, apostólicos y curas tenían distinta vajilla, que además lavaban en una máquina lavavajillas distinta. Para no contaminarse, imagino… si es que… manda huevos.

¿Qué hacían en Moncada? No recuerdo, pero imagino que utilizarían la misma vajilla. Lo que hacían en Ontaneda me parece de locos.

2.- Procureros y procura
Son palabras que utilizaban en Ontaneda. Imagino que en México “procura” significa “chuches” y que procurero significa “vendedor de chuches”.

Pues resulta que los padres también vendían chuches a los apostólicos. El momento más claro era los sábados durante el recreo que disfrutábamos en el salón de juegos después del paseo semanal. También había otras ocasiones, como cuando veíamos una película (de nazis, romanos, de Chuck Norris o de Bud Spencer –no había más). Pero no nos emocionemos, que sólo veían películas los miembros de los equipos ganadores y eso ocurría como mucho 3 ó 4 veces al año.
Imagino que los curas también harían negocio con las chuches, no sé. Se lo compraban a unos repartidores que se acercaban a la apostólica con una furgoneta y después los curas se lo vendían a los apostólicos.

Un momento: he dicho “los curas”. Rectifico: quien se lo vendía a los apostólicos eran otros apostólicos que se quedaban sin recreo o sin premio, en su caso, para vender chuches. Si lo vendían a un precio superior al de compra, para que los curas ganaran algo, no lo sé.

Lo que sí que sé es que siempre que  los repartidores venían a la apostólica, el apostólico encargado de comprar las chuches (procurero), tenía que preguntarles si “habían traído algo para los padres”, gratis, se entiende. ¿Os lo imagináis? El apostólico muerto de vergüenza, y los repartidores sin muchas ganas de querer volver. Estas instrucciones directas de preguntar si habían traído algo para los padres se lo escuché decir en vivo al P. Vargas.

3.- Otro comedor
En Ontaneda, justo antes de llegar al comedor, a la izquierda, había un pequeño comedor reservado para que comieran ciertos curas que estaban de visita.

No recuerdo quienes ni en qué ocasiones comían allí, ni siquiera si la comida era distinta. Lo que sí que recuerdo es al P. David Owen sentado allí a la mesa en distintas ocasiones. También al P. William Brock.

4.- Comentarios sobre la comida
En Ontaneda la comida era barata, pero nunca te quedabas con hambre. Bueno, yo me quedaba con hambre en las cenas cuando no tenía paquete. Y me quejé.

En Moncada el hambre era más habitual en mí y también me quejé.
Las respuestas fueron las mismas:

La comida que se ofrece en los centros legionarios es digna y suficiente.

-        ¿Digna? Tan dignos como pueden ser los callos o los hígados de cerdo.

-        Y ¿Suficiente? ¿Para quién? Supongo que una persona de 100 kgs necesitará comer más que otra persona de 50 kgs., vamos, digo yo. Y eso no lo tenían en cuenta los curas cuya norma era “Dos cazos”.

Esto es lo que he recordado por ahora. Si recuerdo más lo escribo.