martes, 26 de junio de 2012

Amigos

Un lector me pidió hace ya un tiempo que escribiera un post sobre los amigos que se hacían en Ontaneda.

Yo voy a contar mi experiencia personal, aunque algo me dice que esa experiencia es común a todos.

1.- Amigos
Se hacen unos amigos excelentes, a fin de cuentas nos pasábamos todo el día juntos (la famosa y pesada vida en comunidad)

En otra ocasión ya hablé de las parejitas: básicamente, los curas te insistían en que no hablaras siempre con la misma gente. Y aunque esta no era una norma con la que se pusieran extraordinariamente pesados (una excepción, os lo aseguro), cuando te veían hablando con tus amigos, te indicaban que no hicieras parejitas y nos hacían dispersarnos. Pero ya os digo que esto básicamente lo hacían cuando les daba la venada a los curas, normalmente te dejaban en paz.
Por cierto, lo de las parejitas, a pesar de su nombre, no significa sólo 2 personas. Podía haber “parejitas” de más. Básicamente hacía referencia a 2 ó más amigos que solían charlar juntos.

Por otra parte, cuando los curas hacían grupos de cualquier tipo: de actividades, de paseo (esto era sólo en Moncada), ternas para rezar el rosario… en fin, de lo que fuera, siempre intentaban que no coincidieran varios amigos.
Pues, como os decía, se hacen buenos amigos. Conrad me preguntaba si como en la mili. Yo creo que es una buena comparación. ¿Por qué? Pues porque en la mili se debía sufrir lo suyo: el sargento chusquero que no te deja en paz (¿prefecto de disciplina?), las novatadas de tus compañeros, la dura disciplina, todo eso tiene mucho en común con lo que pasaba con los legionarios.

¿Por qué?

-        Porque estábamos muy lejos de nuestros familiares y amigos y al encontrarnos en un ambiente hostil (curas-toca-pelotas por doquier y disciplina peor que la militar, etc.) necesitábamos a alguien que nos diera un poco de afecto.

-        También dicen por ahí que las desgracias unen y para mí no hubo mayor desgracia que pasar tantos años en esos centros.  

¿Desgracias? Sí, todo, desde que nos levantábamos a las 6.30 de la mañana con 11 años (que manda huevos) hasta que nos acostábamos eran desgracias: todo el santo día rezando, todo el santo día en silencio, nunca podías hablar con tus amigos porque era voluntad de dios (del prefecto correspondiente) que jugaras al fútbol, disciplina absurda, castigos, curas toca pelotas, estudiar latín y griego… ¿sigo? 

También dicen que cuanto más dura fue la mili, mejores amigos y ponen como ejemplo a los que hicieron la mili en Ceuta o Melilla. Bueno, pues si quieren ver una mili dura, que vayan a Ontaneda con el P. Villalobos.

2.- Qué pasa cuando te vas de la legión
Después de tener la conversación sobre mi “no vuelta” a Moncada después del verano, no se me permitió volver a hablar con mis compañeros, me dijeron que tenía que abandonar el centro en ese instante porque el tren salía en, no sé, una hora o una hora y media, quizá 2 y tenía que sacarme el billete y coger ese tren como fuera.

Y está claro que teléfonos u otras vías de contacto no íbamos a habernos intercambiado entre nosotros porque se suponía que nos volveríamos a ver a la vuelta en Moncada.
¿Les llamé alguna vez al centro? No.
Si eran tan amigos tuyos, ¿Por qué no?

-        Cuando alguien llama a un seminarista, el telefonista primero avisaba al rector. Si al rector le parecía bien, el telefonista te llevaba el teléfono inalámbrico al apostólico o precandidato para que contestara. Teniendo en cuenta lo que ocurrió después de mi conversación con el P. Salvador, estaba más que claro que ese permiso sería denegado y que el seminarista en cuestión nunca habría sabido que yo le había llamado. 

-        ¿Cartas? Claro que no. Los curas nos daban las cartas de nuestros padres abiertas, lo cual es una clara vuelneración de nuestros derechos constitucionales, pero ya sabemos que eso a los curas les daba igual.

Conclusión: no podía volver a comunicarme con ellos ni en el seminario (porque me lo impedirían los curas), ni en el domicilio/teléfono de sus padres (porque lo desconocía).

3.- Después de marcharos ¿Se ponían en contacto los curas con vosotros para algo?
Eso es lo mejor de todo: no, nunca y para nada.

Uno podía pensar que después de tantos años en que los curas eran toda tu vida (curas por aquí, curas por allá todo el santo día), que al menos se podían poner en contacto para ver qué tal nos iba, o para darnos noticias de nuestros amigos. Bueno, esta sería una visión muy humana.
Pero, como digo, a los curas les daba igual la gente, ellos iban a lo suyo. Y por cierto, no sabéis cómo me alegro de que no se hayan puesto en contacto conmigo para nada. Yo incluso soñaba que se ponían en contacto conmigo para pedirme donativos por las vocaciones. Anda que ya les iba yo a dar, jajajá.
4.- Entonces, ¿no mantuviste el contacto con ninguno de tus amigos de Ontaneda?

Bueno, mantuve el contacto con uno, pero por un breve período de tiempo.
Veréis, se trataba de un chico que había dejado la legión aproximadamente 2 semanas antes que yo y habíamos sido bastante amigos dentro de la legión.

Éramos de la misma provincia y recuerdo que al presentarnos y descubrir de dónde éramos nos dijimos más o menos por dónde vivíamos –esas curiosidades que les vienen a los que viven cerca. Varios años después utilizó esa información para buscarme cuando se suponía que debía estar en mi casa disfrutando de las 2 semanas de vacaciones que te daban los curas.
Utilizó la guía de teléfonos, preguntó a vecinos, y yo qué sé qué más y al final dio conmigo. Y cual fue su sorpresa cuando le dije que yo tampoco estaba ya en la legión.

Quedamos unas cuantas veces ese verano para ir a los conciertos  y verbenas de las fiestas locales, iniciarnos en las litronas de cerveza… Vamos, ese tipo de cosas.
A los pocos meses supe que iba a venir a mi ciudad a estudiar BUP. En el instituto cada uno hizo sus amigos, pero aún así quedamos unas cuantas ocasiones.

Sin embargo, pese a que en Ontaneda y Moncada éramos buenos amigos, fuera de allí, cada uno tenía una forma distinta de pensar, unas aspiraciones distintas… y poco a poco la cosa se fue enfriando hasta que nos dejamos de llamar.
Y esta fue toda la historia.

5.- ¿Te habría gustado seguir en contacto con algún amigo de Ontaneda?

Definitivamente sí, pero después de tanto tiempo, quién sabe dónde estará cada uno…


4 comentarios:

  1. Hola Dokedienke. Me parece muy real este comentario y té felicito por haber salido adelante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Administrador. Perdona que no te haya respondido antes, pero es que estoy de trabajo hasta arriba.

      La verdad es que después de salir de la legión te sientes bastante solo.

      Los amigos que tenías de repente no los tienes y no tienes forma de contactar con ellos. Y si la tuvieras (que no la tenías) podrías considerar que te rechazarían. No sé.

      El caso es que una vez fuera tienes que hacer nuevos amigos y entrar en un grupo de amigos ya formado es difícil y más porque vienes con un espíritu un tanto mojigato después de tantos años en la Legión.

      Eliminar
  2. Yo cuy ex legionario en el año 75 conocí barbaridades pero nunca se me olvidará un chico de León provincia senen se apedillaba debido a la férrea vigilancia no o era casi imposible tener contactos de personas que dejaron el seminario de Ontaneda

    ResponderEliminar
  3. Yo también estuve con esta gente, entre el verano del 92 y el verano del 97. Tres años en Ontaneda y uno en Moncada.

    Es una pena lo de las amistades. Con las que haces dentro no vuelves a hablar. De hecho me cuesta recordar nombres después de 22 años, a pesar de que al principio me encontraba tremendamente solo y me obsesionaba con reencontrarme con alguno de los que lo habían dejado antes que yo. Y después de más de cuatro años allí metido, cuando sales, las amistades de la infancia las has perdido. A mí me echaron con 16 años (tenía claro que a Salamanca no iba a ir, de hecho creo que me echaron porque en una carta se lo contaba a mis padres y seguro que lo leyeron) y hasta los 18 años no empecé a relacionarme como un joven normal. A mí esta gente me quitó la adolescencia, con todo lo que ello conlleva.

    Está ha hecho mucho el mal a muchos niños y adolescentes. Les tendrían que haber prohibido el trato con menores de edad. Y ya no solo por los abusos-agresiones sexuales, de las cuales tengo mi propia experiencia que ya contaré.

    Saludos.

    ResponderEliminar